Sonríe, merece la pena ser feliz

jueves, 17 de diciembre de 2015

Convivencia

¿Sabéis qué?
Que la convivencia es muy mala, y más cuando no es tu familia con la que vives. La familia es diferente, los conoces desde antes de nacer, sabes lo que te puedes encontrar, cómo va a cambiar cada miembro (a excepción de enfermedades) y se lleva mejor, sabes cómo superar la situación bien evadiéndolo o bien involucrándote.
En cambio, en el momento en que dejas tu hogar, tu familia y lo conocido, y decides compartir un piso con gente (en mi caso con dos chicas, una amiga de dos años todo hay que decirlo, y otra una conocida de ella, compañera de clase) es otro rollo. Aquí es cando te das cuenta de lo que haces bien y mal, de lo que hacen ellas, de tu paciencia y de la cantidad de genio que poseas, básicamente.

He de decir que me he dado cuenta que tengo más paciencia de la que creía pero que me callo más de lo que debería.
Hay situaciones estresantes y tensas en las que se descarga mucha adrenalina, pero como siempre yo me mantengo al margen, no suelen ir conmigo, pero la verdad que afectan en el sentido en que notas toda esa tensión a tu alrededor, es como un mal aura ¿sabéis? Intento evitar todo eso, soy demasiado pacífica. Miento, tengo demasiado genio como para querer sacarlo por cualquier pijada. ¿Cómo lo arreglo? Dejo que exploten ellas dos, que desahoguen, que se digan todo lo que piensas para bien o para mal. Son amigas y seguirán así al menos hasta final de carrera (puntualizo que les queda este y otro año. Yo voy un curso por detrás) De este modo, yo me cierro en mi habitación, mi refugio, mi lugar seguro, mi paz.

Lo malo viene cuando no respetan tu descanso ni tu tiempo de estudio, y que a pesar de decirles lo mítico de "porfa bajar el volumen, porfa que tengo que estudiar, porfa que estoy durmiendo" siguen haciendo daño y pasándoselo por el forro. Si, hablando mal y pronto, ya me he cansado de tanto gentilicio. Fiestas, cenas, tardes de guitarra, voces y más voces, entre otras cosas. Porque si os cuento lo que me hicieron una vez a las siete de la mañana... saldríais con el cuchillo jamonero de la cama, pero bueno. Que de buena, tonta. Si si,  de buena, tonta porque aquí la "menda" se levanta temprano para ir a clase cuando ellas entran más tarde. ¿Pensáis que hago algún ruido? Y una mierda, ¡no me sale!

  • Paro el microondas antes de que llegue a cero
  • Echo más tiempo en cerrar las puertas para que no haga ruido de lo que tardo en ir de la cocina al baño
  • Me calzo justo antes de salir por la puerta
  • Subo las persianas lento, muy lento

¿Y todo para qué? Para que no tengan aprecio por las buenas personas.

Pues bien os digo que me estoy cansando, que si que tengo paciencia y como he dicho más de la que pensaba, pero todo tiene un límite, y el mío está llegando.

Ay el día que explote bellas mías, ese día acabaré retenida en el cuartel porque la cantidad de mala hostia que saque será tremenda

Que las mujeres somos son muy malas. Y me excluyo porque soy la excepción que confirma la regla. Seguro que vivir con chicos sería mejor, más guarro pero mejor

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