Hace sol y calor, apenas corre una ligera brisa pero es la hora de salir a disfrutar del día antes de que llegue la noche. De camino a su destino él presiona el botón para abrir la capota del coche. Ella se coloca las gafas de sol preparada para la aventura, se desabrocha el cinturón mientras él sube el volumen de la radio. Ella se va hacia la parte trasera del coche no sin antes depositar un beso en la mejilla del conductor, después se sienta en el reposa-cabezas del centro levantando sus brazos y dejando que el aire recorra su cuerpo y descoloque su larga melena castaña. Ella sonríe de alegría. Él también al verla por el retrovisor, contenta y feliz mientras disfruta del paseo. A su al rededor solo hay montañas pero pronto desaparecen y unos minutos después llegan a una playa. Él aparca lentamente frente al horizonte, bien colocado, perfecto. El sol desciende lentamente mientras ella se despereza en el asiento de atrás y él acaba su cigarrillo con las piernas estiradas hacia afuera, por encima de la puerta.
"Eh, mira, mira que belleza" dice él colocándose rápidamente en el asiento de atrás, junto a ella.
"¿No es precioso?" El sol comienza a desaparecer, no hay una sola nube que entorpezca esa preciosa apuesta de sol. Ella lo mira de reojo, sin poder apartar la vista de esa carita de niño ilusionado que él le muestra inconscientemente.
"Si, por supuesto que lo es, y más en buena compañía"
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